4 ago 2011

Capítulo 1x01 "Liberales, un trastorno bipolar y un salto al alto standing"

La Atalaya del Arcipreste
1x01 “Liberales, un trastorno bipolar y un salto al alto standing”

A las puertas de un velatorio, una mujer vestida de luto, sostenía una urna y lloraba desconsolada. Otra mujer, la intentaba animar.

BELINDA: (Abrazando la urna) Ay, mi Matías…
FÁTIMA: Tú tranquila Belinda, que la vida sigue.
BELINDA: Pero no para él… (Llorando) Buaaa…
FÁTIMA: ¡Uy! Vámonos de compras. He visto unos tacones…
GUSTAVO: (La susurró) Cariño, no creo que la apetezca mucho comprarse unos zapatos ahora…
FÁTIMA: Bueno, pero no pasa nada… (Sonrió) ¡También hay bolsos!
BELINDA: Buaaa…
Uno de los hombres que les acompañaba se acercó a la viuda.
JULIÁN: No llores más Belinda, él no querría verte así…
BELINDA: Tú siempre fuiste su mano derecha, bueno, la izquierda, que con la otra escribía… Buaaa…
JULIÁN: Fue un gran hombre, y un gran presidente…
OLIMPIA: Mírale, qué pelota…
ÚRSULA: ¿No estarás celosa?
OLIMPIA: ¡Si hombre! Yo celosa del calvo del que me separé hace más de dos años…
ÚRUSLA: Y entonces ¿por qué no te has ido de casa?
OLIMPIA: Pues por la crisis… por qué va a ser. En estos tiempos tan difíciles para la economía, lo mejor es apretarse el cinturón. ¿Qué pasa? ¿A ti no te han reducido la pensión?
ÚRSULA: Pues no, a los famosos no les hacen eso…
OLIMPIA: Ya estamos… Señora, ¡que usted no es famosa ni es nada!
ÚRSULA: Envidiosa… Ya te hubiera gustado a ti, tener la vida que he tenido yo…
OLIMPIA: Si, no tengo otra cosa que hacer…
ÚRSULA: De joven, yo fui vedette en una sala de variedades. Miles de hombres han contemplado mi baile sensual en los cientos de escenarios en los que he actuado.
OLIMPIA: Qué pesada…
JULIÁN: Además, piensa que él ahora está en un lugar mejor…
BELINDA: (Miró la urna) No sé yo…
JULIÁN: No mujer, me refiero al alma.
BELINDA: Ah… (Volvió a llorar) Buaaa…

GONZALO: Madre mía… qué de recuerdos me trae a mí los velatorios…
DAVID: ¿Por tu abuela?
GONZALO: Qué va… (Pícaro) Porque me tiré al del horno crematorio.
DAVID: (Sorprendido) ¿Cómo?
GONZALO: Es que estaba muy bueno… y allí se estaba tan calentito…
DAVID: Tú eres un enfermo. Gay y enfermo. No se cómo comparto piso con tigo…
GONZALO: (La pasó la mano por detrás) Pues porque somos amigos de toda la vida.
DAVID: Si, pero… (Se alejó) Que corra el aire.
GUSTAVO: Oye y ¿ahora quién va a ser el presidente?
FÁTIMA: ¡Uy! Es verdad… Bueno, de momento ella puede ser la presidente consorte.
GUSTAVO: Hombre… no se yo si tiene mucha serte…
FÁTIMA: Con suerte no, ¡consorte!
GUSTAVO: Ah…

BELINDA: (Llorando desesperada) Buaaa…
FÁTIMA: (Harta) Por dios, se va a deshidratar…

En uno de los típicos mercados de barrio, las marujas cotilleaban entre ellas, y los dependientes, de vez en cuando ponían la oreja.

En el puesto de la carnicería.

PEPI: ¿Y qué me dices de la pescadera?
PILAR: Pues que huele a merluza.
PEPI: ¡Que se ha quedado embarazada!
PILAR: Anda, ¿y se sabe si es niño o niña?
PEPI: Si, es niño. (Pícara) Lo que no se sabe aún es quién es el padre…

En el puesto de los congelados.

ENCARNA: A quien ya no se ve es a la Mari.
MATILDE: Claro, ¡como que murió!
ENCARNA: ¿Ah si? ¿Y qué la pasó?
MATILDE: De muerte natural.
ENCARNA: ¿La dio un infarto?
MATILDE: No, se cayó del balcón mientras regaba los geranios.
ENCARNA: ¿Y eso es muerte natural?
MATILDE: Hombre, si te caes de un sexto piso, es normal que te mates.

En el puesto que parecía haber sido una frutería, dos mujeres parecían estar celebrando algo con una botella de champán.

PAQUITA: (Melancólica) Aún no me creo que os vayáis a ir del barrio…
CARMEN: (La rellenó la copa) Pero tonta, tú sabes que puedes venir a vernos cuando quieras.
PAQUITA: (Se sonó la nariz) ¡Si hombre! A la periferia, que está llena de fábricas y de prostitutas.
CARMEN: Además, que si nos vamos ¡es por una buena causa!
Las dos, brindaron con sus copas de champán.
PAQUITA: Y tanto, menudo premio os ha tocado… Lo que no entiendo es por qué os vais tan lejos. Podéis quedaros por la zona por lo menos. (La cogió del brazo) ¿No ves que ahora no hacen más que construir y construir?
CARMEN: Ya… pero es que lo que nosotros queremos es salir del barrio, empezar una nueva etapa lejos de toda esta gentuza.
PAQUITA: …
CARMEN: (Sonrió) ¡Que no lo digo por ti! Pero si tú sabes que eres mi mejor amiga, y que siempre lo serás.
Una mujer se acercó sonriente al puesto.
MATILDE: Hombre Menchu, ¿y a mi no me invitas?
CARMEN: A ti… ¡Ni agua! Anda tira, tira que todavía…
MATILDE: Pues que sepas que a partir de ahora vamos a hablar mal de ti.
PAQUITA: Como si no lo hubierais hecho ya antes…
CARMEN: Venga ¡fuera!
MATILDE: (Se marchó) Asquerosas…
CARMEN: Marujonas…
PAQUITA: Ay Menchu. (La abrazó) ¡Te voy a echar muchísimo de menos!
CARMEN: Y yo a ti Paquita. Pero tú tranquila, que seguiremos en contacto, tienes mi móvil ¿no?
PAQUITA: (Se metió las manos en los bolsillos) No, no, eh. Yo no te he cogido nada.
CARMEN: Esto… me refería al número.
PAQUITA: ¡Ah! Si, si, le tengo.
CARMEN: Bueno, pues ya sabes, si te enteras de algún cotilleo nuevo tú me llamas y marujeamos un poco.
PAQUITA: ¡Uy! ¿Sabías que el pescadero ha engañado a la novia?
CARMEN: Claro, pero si ya lo dejaron hace más de un mes.
PAQUITA: No, si me refiero a la de ahora.
CARMEN: (Sorprendida) Aquí el que no corre, vuela.

Una furgoneta blanca, con un letrero en el lateral “Frutería Padilla Moreno”, se paró frente al puesto. Un hombre de unos cincuenta años se bajó de ésta y se acercó a Carmen.

MANUEL: (Se apoyó en el mostrador) Cariño, nos vamos.
CARMEN: ¿Pero y tú por qué te traes la furgoneta?
MANUEL: Que le he dejado el coche nuevo a Rubén, que se lo está enseñando a sus colegas.
CARMEN: Como le pase algo…
MANUEL: Tú tranquila hombre, si ya tenemos seguro.
CARMEN: ¡Me refiero a Rubén!
MANUEL: (Disimuló) Y yo, y yo…
PAQUITA: Venga vete ya que si no, me pongo a llorar otra vez.
Carmen se agachó y cogió la última caja de fruta que la quedaba.
CARMEN: (Se la dio a su amiga) Toma, que sé que te gustan los plátanos pasaditos.
PAQUITA: (Sonrió) Haber… es lo más parecido que tengo a un hombre.
Manuel, que se le vino una imagen a la cabeza, se volvió para poner cara de asco.
Las amigas volvieron a abrazarse.
PAQUITA: ¡Buen viaje!
CARMEN: ¡Gracias!
MANUEL: (Se subió al coche) Venga Menchu, que los niños nos están esperando en la plaza.
CARMEN: No pensarás en llevarte la furgoneta ¿verdad?
MANUEL: ¿Y qué quieres que haga con ella?
CARMEN: ¡Pues venderla! (Se abrochó el cinturón) Ya me dirás para qué la queremos ahora…
MANUEL: Si, pero es que tú te pasabas todo el día en la frutería, y yo era el que me encargaba de los repartos, y al final, pues la he cogido cariño…
CARMEN: (Le puso la mano sobre el muslo) Manuel, o empezamos ya una nueva etapa en nuestra cutre vida, o seguimos en esta mierda de barrio como hasta ahora.
MANUEL: Eh… En cuanto lleguemos, le digo a Rubén que ponga un anuncio en Internet para venderla.
CARMEN: Así me gusta cariño. (Le dio una palmada en el muslo) ¡Vámonos!
MANUEL: (Dolorido) Joder Menchu…

Más tarde, un taxi llegó a la urbanización. Una pareja se bajó de él, sacaron las maletas y pagaron al taxista.

MARCOS: ¡Por fin! Pues no está lejos esto ni nada.
INGRID: (Le cogió de la cintura) Mejor… más tranquilidad.
MARCOS: Anda venga, vamos a casa me estoy meando desde que nos perdimos la segunda vez.

Entraron en el edificio, subieron en el ascensor hasta el 2º B, su nuevo hogar.

INGRID: A esta casa le hace falta un toque femenino. 
MARCOS: (Pasó al baño) Y a mi un váter urgentemente…
INGRID: Voy colocando la ropa en el dormitorio ¿vale cielo?
MARCOS: Como quieras.
INGRID: Oye, ¿te apetece ir esta noche al club?
MARCOS: (La besó) Vale.

En el piso de al lado, el 2º C.

MÓNICA: (En una mano tenía el mando de la televisión y en la otra una copa de vino) Chicas, ¿qué pasa con la tele?
MARTA: (Desde la cocina) ¿Sigue sin verse?
MÓNICA: (Le dio un trago a la copa) Creo que si, pero a lo mejor soy yo, que estoy muy borracha…
MIRIAM: (Se sentó en el sofá) Anda, trae el mando.
MARTA: ¿Qué queréis para comer chicas?
MIRIAM: Oye que no va.
MÓNICA: A que va a ser eso…
MARTA: Serán las pilas.
MÓNICA: ¿La tele va a pilas?
MARTA: La tele no ¡el mando! ¿Veis? En estos momentos es en los que echo de menos un fuerte y apuesto hombre en casa…
MIRIAM: (Se levantó) Pues venga, vamos a hablar con los caseros.
MÓNICA: Oh no… ése no, ése es feo y viejo…
MIRIAM: Anda, déjalo.
MÓNICA: ¡Espera! Te acompaño (Se tropezó con la silla) ¡Hay!

Las dos compañeras de piso se dirigieron al Bajo B, donde vivía Alberto y Pilar, sus caseros.

ALBERTO: (Abrió la puerta) ¿Si?
MIRIAM: Hola Don Alberto, verá, es que veníamos porque la tele sigue sin verse, entonces…
ALBERTO: (En tono chulesco) Ni la mía tampoco, ¿pero yo qué quieres que le haga?
MIRIAM: Pues háblenlo con el resto de vecinos, o compren otra antena o yo qué se, pero sin tele no podemos estar.
PILAR: Alberto ¿Quién es?
ALBERTO: Las alquiladas, que ya se están quejando…
MIRIAM: ¿Cómo?
PILAR: (Secándose las manos con un trapo de cocina) Pero qué pesadas que sois…
MÓNICA: (Mirando al suelo) Qué borde la tía…
PILAR: ¿Qué has dicho niña?
MIRIAM: Nada, nada, déjela, es que está un poco…
PILAR: ¡A saber qué os metéis cuando os vais por ahí de marcha! (Dio un portazo)
MIRIAM: Esta mujer está como una cabra.
MÓNICA: A ésta lo que la hace falta es un buen polvo…
MIRIAM: ¡Ay! Qué asco.

En el Ático B, Karen, una famosa presentadora de televisión hablaba con el director del programa.

KAREN: ¡¿Quitar el programa?!
JULIO: (Fumándose un puro) Mira, esto no lo decido yo, si no la audiencia…
KAREN: ¡Pues me cago en la audiencia!
JULIO: El programa ha tenido éxito durante muchos meses, pero ya no es lo que era…
KAREN: ¿Cómo que no? ¡Ya sé! Me desnudo otra vez.
JULIO: La gente ya no quiere verte en bolas, quiere noticias morbosas, quiere cotilleos…
KAREN: Pero… no podéis dejarme en la calle ¡Yo tengo una imagen!
JULIO: (Se dirigió hacia la puerta) Lo siento mucho Karen, pero como no encuentres un tema que esta noche genere audiencia… Adiós a “La noche de Karen”
El jefe de Karen se fue.
KAREN: A ver, piensa Karen, piensa, esto no puede ser tan difícil. Eh… (Se llevó las manos a la boca) Estoy acabada…

La furgoneta y el coche de la familia Padilla Moreno, aparcaron frente a la puerta de la urbanización.

MANUEL: (Se asomó por la ventanilla) Joder con los pijos… cómo viven…
CARMEN: (Se bajó) ¿Ves? Esto es lo que yo quería, una casa acorde con nuestra familia.
MANUEL: Bueno Menchu, a ver si ahora vamos a ser nosotros los Beckham…
El matrimonio, se bajó del coche nuevo y se acercaron a la furgoneta, que era donde habían ido sus hijos, para empezar a sacar maletas.
RUBÉN: La próxima vez me encargo yo de conducir el coche nuevo.
NEREA: Oye ¿y mi maleta?
MANUEL: (Cogió una maleta rosa fucsia) Toma hija, llévatela ya, que me está hasta deslumbrando…
CARMEN: Qué exagerado eres.
RUBÉN: (Se puso sus gafas de sol) Flipa colega…
MANUEL: Nada hijo, tú no ayudes. Tú a enseñar los calzoncillos y a rascarte las pelot… (Fue interrumpido)
CARMEN: (Le dio una colleja) ¡Anda calla!
Nerea se subió sobre el muro y miró por encima de éste para contemplar el interior de la urbanización.
NEREA: (Ojeando) ¡Pero bueno! Mucho lujo, mucho lujo, pero yo aquí no veo a nadie que nos ayude.
MANUEL: ¿Cómo que no? El conserje debe andar por ahí.
NEREA: (Se volvió a asomar) Pues yo no veo a nadie.
CARMEN: ¡Niña! Baja de ahí que te vas a caer para adentro.

La puerta de la urbanización se abrió y un hombre vestido de uniforme se acercó a la familia para coger las maletas.

RURAL: (Cogiendo una maleta) Discúlpenme por no haber salido antes caballeros.
CARMEN: (Le empujó) ¡Suelta ladrón!
MANUEL: (Agarró a su mujer) Cariño, que es el conserje…
CARMEN: (Lo miró de arriba abajo) Pues perdone usted.
RURAL: La culpa ha sido mía por no haber salido antes y no haberme presentado correctamente. Soy Rural, el conserje de La Atalaya del Arcipreste.
MANUEL: (Le estrechó la mano) Encantado, yo soy Manuel. Y ellos son mi familia.
CARMEN: Hola, Rural.
NEREA: Ey…
RUBÉN: Qué pasa…
RURAL: Permítanme que les ayude a instalarse.
Pasaron al interior de la urbanización.
RURAL: Es que hoy es un duro día para nosotros, acabamos de enterrar a nuestro presidente.
CARMEN: ¿Ha muerto?
RURAL: (Cabizbajo) Así es… Le cayó un rayo durante la tormenta de antesdeayer.
CARMEN: Huy es verdad, lo que llovió… A mi se me mojó toda la ropa que tenía tendida.
RUBÉN: (Bromeó) Pues a ellos se les chamuscó el presidente.
MANUEL: Pues si que tubo que tener mala suerte para que le cayera un rayo ¿no?
RURAL: Es que iba con la antena de la comunidad en la mano.
NEREA: (Extrañada) Ah… yo en esos casos suelo llevar un paraguas en lugar de una antena…
RURAL: Fue una serie de infortunios… (Enfadado) Malditos Montepinarianos…
CARMEN: ¿Monte qué?
RURAL: Los vecinos de la urbanización de al lado, los de Mirador de Montepinar. Ellos fueron los que nos robaron la antena, y Matías, nuestro presidente, para defendernos a todos, se enfrentó a ellos y al final pues…
CARMEN: Pobre…
MANUEL: Pues vaya gentuza esos del Montemirador ¿no?
RURAL: Están todos locos. Bueno, todos menos Enrique, él es el único que mantiene la cordura en esa comunidad. Menos mal que aquí esas cosas no ocurren, aquí somos más normales (Sonrió)
MANUEL: Mejor, mejor, más tranquilitos.
Pasaron al portal 3 y Manuel abrió la puerta del Bajo A.
MANUEL: (Tiró las maletas que llevaba en las manos) ¡Ala! Por fin.
CARMEN: ¡Cuidado hombre!
RURAL: ¿Dónde les dejo esto?
CARMEN: Pues donde quieras hijo, ya lo colocamos nosotros.
NEREA: Yo me voy a mi habitación.
CARMEN: (Se cruzó los brazos) ¿No ayudas a deshacer maletas?
NEREA: Si, pero la mía.
RUBÉN: (Salió al jardín) ¡Aiba! Vaya jardín guapo…
MANUEL: Niño, vete a por cajas.
RUBÉN: (Se echó en una tumbona) Si, ahora voy.
RURAL: Bueno, yo me tengo que ir retirando ya, que tengo trabajo por hacer.
CARMEN: Anda Manuel, dale una propinilla al chaval.
MANUEL: A ver… (Se rebuscó en el bolsillo)
RURAL: Si no hace falta, de verdad.
MANUEL: (Le dio una moneda de dos euros) Toma, pero no te acostumbres, ¿eh?
RURAL: Gracias…

Tres plantas más arriba, en la terraza del Ático A, una mujer vestida con un bikini color beige y un pareo naranja, leía un libro tranquilamente. Pero el alboroto de los nuevos vecinos, llamó su atención. La mujer dejó el libro sobre la tumbona y se asomó.

FÁTIMA: ¡Huy! ¿Y eso?
GUSTAVO: (Desde el interior) ¿Ocurre algo cariño? (Bromeó) No me digas que te sorprendes hasta leyendo tus propios libros…
FÁTIMA: Gus, creo que ya tenemos nuevos vecinos en el bajo.
GUSTAVO: (Se acercó a ella) Y cómo son.
FÁTIMA: Pues… raros.
GUSTAVO: Bueno, mientras tengan dinero.
FÁTIMA: Eso espero, porque como vengan barriobajeros…

Un joven de ojos azulados, alto y con pinta de “niño bien” bajó las escaleras.

PABLO: Oye mamá, ¿qué va a pasar con la tele?
FÁTIMA: A mi no me preguntes cielo. Eso son los vecinos, los que tendrán que poner una nueva antena.
GUSTAVO: Es que también el presidente… no se le ocurre otra cosa que morirse y dejarnos sin TDT…
FÁTIMA: La gente, que sólo se preocupa de sí misma.
PABLO: Pfff…
FÁTIMA: (Ojeó la gran estantería del salón) Oye, ¿y por qué no te lees uno de mis libros?
PABLO: (Se excusó) Es que… tengo que pasar a limpio unas cosas… (Subió las escaleras)
FÁTIMA: (Dejó el libro sobre la mesa) Ah… bueno.
GUSTAVO: (Sonrió) Menos mal que nos ha salido responsable el chaval.
FÁTIMA: (Cogió el libro) Oye, ¿te lo quieres leer tú?
GUSTAVO: Eh… ¿no íbamos a ver a los nuevos?
FÁTIMA: ¡Huy! Es verdad, vamos corre.

Fátima cogió a su marido de la mano y los dos se dirigieron corriendo hacia el ascensor.
En el 1º B, Úrsula estaba probándose uno de sus trajes de vedette cuando llamaron a la puerta.

ÚRSULA: ¡María Luisa querida!
MARIA LUISA: ¿Qué haces tú con eso?
ÚRUSLA: Estaba recordando viejos tiempos…
MARIA LUISA: Bueno, saca algo de picar que me he traído las cartas.
ÚRSULA: Tú también podrías traer algo ¿eh?
MARIA LUISA: Oye, que traigo las cartas ¿qué más quieres?
ÚRSULA: Anda, vente, vamos a tomar un café y charlamos un rato.
MARIA LUISA: (Sonrió) Pero luego jugamos al mus, que no se te olvide.

Entonces, se oyó un golpe que venía del piso de arriba.

MARIA LUISA: ¿Y eso?
ÚRUSLA: No tengo ni idea…
MARIA LUISA: ¡Vamos a cotillear!

Las dos amigas salieron corriendo de la casa y subieron por las escaleras hasta el 2º.

MARTA: (Asustada) ¿Ustedes también han oído ese golpe?
ÚRSULA: Si, vamos a ver qué pasa.
MARIA LUISA: (La susurró a su amiga) Qué vecinos más cotillas tienes, ¿no?
MARTA: Esperad, que voy con vosotras. Creo que ha sido en el 2ºA.
Las tres vecinas llamaron a la puerta de Belinda.
ÚRSULA: A ver si se va a haber tirado por la terraza…
MARTA: (Aporreó la puerta) ¡Belinda!
BELINDA: (Les abrió la puerta) ¿Si?
MARTA: ¿Estás bien Belinda?
BELINDA: ¿Yo? Supongo que… (Sonrió) si.
ÚRSULA: Es que como habíamos oído un golpe…
BELINDA: Ah pues no sé. Pasad, pasad si queréis.
MARIA LUISA: Oye guapa ¿tú sabes jugar al mus?
BELINDA: Por supuesto.
MARIA LUISA: Pues venga, no hay tiempo que perder.
BELINDA: … ¿qué hacéis aquí? (Comenzó a llorar) Yo no quiero visitas…
ÚRSULA: Pero si nos acabas de decir que pasemos.
MARIA LUISA: Venga, una partida al mus y se te pasa.
BELINDA: ¿A qué? (Llorando) Buaaa… ¡Iros de mi casa!
MARTA: (Asustada) Si, mejor será que nos vayamos.
MARIA LUISA: Qué vecinos más raros…
BELINDA: ¡Fuera! (Dio un portazo)
ÚRSULA: Yo no me entero de nada.

En el Bajo A, Carmen estaba deshaciendo las cajas de la mudanza.

CARMEN: (Rebuscando en la caja) A ver, estas son las cosas del baño… (Cogió otra caja) Aquí, los libros…
MANUEL: (Bromeó) Pues entonces esa caja debe de pesar poco…
CARMEN: Nosotros nunca hemos sido mucho de leer ¿verdad?
MANUEL: Yo prefiero ver la película. Y si no hacen película del libro, es que no debe de ser muy bueno.
El timbre sonó, y Carmen fue a abrir la puerta.
CARMEN: ¿Hola?
FÁTIMA: ¡Hello!
CARMEN: No, no, I spanish. Bye. (Cerró la puerta)
FÁTIMA: (Sorprendida) Huy…
GUSTAVO: (Volvió a llamar al timbre) Anda, calla que ya me presento yo.
MANUEL: Cariño ¿abres o no?
CARMEN: ¡Pero si es que son ingleses de esos! Anda, tráete el diccionario.
MANUEL: ¿Nosotros tenemos de eso?
CARMEN: (Volvió a abrir) Hola…
GUSTAVO: Perdona que mi mujer te haya confundido, nosotros somos españoles.
CARMEN: (Le dio dos besos) Ah, vale, vale.
FÁTIMA: Es que con tantos viajes a New York ya se me escapa sólo.
CARMEN: (La dio dos besos) Nada mujer, si nos equivocamos es porque somos humanos. Pasad, pasad que os presento a mi marido.
MANUEL: Encantado, soy Manuel.
GUSTAVO: Yo Gustavo, y ella es Fátima, mi mujer.
FÁTIMA: Pues es que estaba yo en mi terraza, que se toma el sol divinamente, ya os la enseñaré, y he oído jaleo, entonces veníamos a ver qué pasaba.
CARMEN: Ah, pues nada, que nos acabamos de mudar aquí.
FÁTIMA: Huy, qué bien, vecinos nuevos.
GUSTAVO: Y qué tal ¿os gusta el bajo?
MANUEL: Si, está muy bien decorado y es muy grande.
FÁTIMA: Nosotros no sabíamos si comprarnos el bajo y el primero, para unirlos y hacer un dúplex con terraza y jardín, pero al final compramos el ático, que tiene más clase.
CARMEN: (Bromista) Osea que vosotros tenéis pasta ¿no?
FÁTIMA: Pues si, para qué nos vamos a engañar… Mi marido es dueño del Hotel Castafiore.
GUSTAVO: (Alagado) Bueno, dueño, dueño… Yo me encargo de enseñar el hotel a los turistas que se van a alojar en él.
FÁTIMA: Hombre, y pones orden allí…
GUSTAVO: Y también soy accionista.
FÁTIMA: Están contentísimos con él. (Sonrió) Así que no me extrañaría nada que un día llegara a casa siendo el dueño del hotel…
CARMEN: Estarás muy orgullosa de él ¿no?
FÁTIMA: Hombre, por supuesto.
CARMEN: Pues me alegro mucho de que os vaya tan bien…
FÁTIMA: ¿A ti te gusta leer?
CARMEN: Bueno… regular. Lo más largo que me he leído han sido las instrucciones de la termo mix.
FÁTIMA: Lo decía porque yo escribo ¿sabes? Bueno, ya te dejaré alguno de mis libros para que los eches un vistazo.
CARMEN: Ah, vale, pues ya lo vamos viendo.
FÁTIMA: (Sonrió) ¡Huy! Vas a ser una privilegiada ¿eh?
GUSTAVO: Pero se ve que vosotros también sois pudientes, porque un bajo así no lo tiene cualquiera.
CARMEN: Si, si, nosotros somos muy creyentes, vamos todos los domingos a misa.
MANUEL: Menchu, pudientes, no creyentes.
CARMEN: Ah… (Disimuló) Era una broma hombre, si yo la última vez que entré en una iglesia fue en la comunión de mi hija Nerea.
MANUEL: Jajaja, ya conoceréis a mi mujer, es una bromista.
FÁTIMA: ¿Y vosotros a qué os dedicáis?
MANUEL: Teníamos una fru…
CARMEN: ¡Negocios! A los negocios, mi marido se dedica a los negocios.
FÁTIMA: Y a qué, exactamente.
CARMEN: Pues… ahora mismo a nada, porque quería tener una empresa propia, pero ya veremos lo que pasa…
FÁTIMA: (Cotilleando) ¿Y el chico de la tumbona?
CARMEN: Es Rubén, nuestro hijo.
FÁTIMA: Ah… Pero sois cuatro ¿no?
CARMEN: Si, si, Nerea estará en su habitación haciendo… pues teniendo en cuenta lo que yo hacía a los diecisiete, prefiero no saberlo.
FÁTIMA: Jejeje.
GUSTAVO: Pues nosotros también tenemos dos hijos, Pablo y Carla. Y creo que son más o menos de la misma edad.
CARMEN: Mira qué bien, podrían hacerse amigos.
GUSTAVO: Bueno, si ahora tenéis trabajo con eso de la mudanza, podemos venir más tarde, o mañana.
FÁTIMA: Oye, ¿y por qué no quedamos esta noche para cenar?
GUSTAVO: Ah, pues también es verdad.
CARMEN: Bueno, si queréis…
FÁTIMA: Así nos conocemos un poquito más. (Sonrió) Que tengo muchas cosas que contarte.
MANUEL: Entonces ya nos vemos luego.
GUSTAVO: Si, ya reservo yo en un restaurante que conozco, os va a encantar.
MANUEL: Vale, pues venga, hasta la noche. Adiós (Cerró la puerta)
CARMEN: Mira, acabamos de llegar y ya tenemos amigos en el edificio.
MANUEL: Menchu cariño, ¿desde cuándo me dedico yo a los negocios?
CARMEN: (Bromeó) Desde hace un par de minutos.
MANUEL: Ya decía yo… ¿Pero y a ti cómo se te ocurre decir eso? ¿Por qué no me has dejado decirles que teníamos una frutería?
CARMEN: Pues porque no, porque yo quiero empezar una nueva etapa lejos de aquella vida. Ahora somos los Padilla Moreno, una familia con mucha pasta y que vive en una urbanización de lujo. Así que ya le estás vendiendo la furgoneta, que no quiero que sospechen…
MANUEL: Menchu, en ocasiones, me das mucho miedo.
CARMEN: Lo sé cariño, lo sé…
MANUEL: Pues a ver qué ropa me pongo yo ahora, porque en mi armario hay pocos esmóquines de esos…
CARMEN: Haber, pues el de la boda.
MANUEL: ¡Pero si hace veinte años que no me lo pongo!
CARMEN: Qué más da.

En la parte de atrás de la urbanización, en el local de la consulta médica.

GONZALO: ¡Lourdes, guapa!
LOURDES: ¿Ya estamos con las bromitas? Que te den… Ah, no, que a ti eso si que te gusta (Se defendió)
GONZALO: Qué fuerte… encima de que vengo a darte un pase VIP para esta noche.
LOURDES: Yo tu discoteca no la piso ni loca. Allí no hay más que maricas salidos como mandriles.
GONZALO: (Sonrió pícaro) ¿Y qué más quieres?
LOURDES: Ya podrías aprender de tu amigo David, él si que es un hombre… (Comenzó a restregarse por la puerta del despacho de David) Mmm…
GONZALO: (Con asco) Y luego soy yo el salido…
David salió de su despacho y Lourdes casi se cae al abrirse la puerta.
DAVID: Lourdes ¿me has fotocopiado eso que te he dicho? 
LOURDES: (Corrió a la fotocopiadora) Si, si, estoy en ello…
GONZALO: Toma, son dos entradas para la fiesta de esta noche.
DAVID: ¿Dos?
GONZALO: Tráete a la novia.
DAVID: ¿Qué novia Gonzalo?
GONZALO: Con lo bueno que estás, y que aún no tengas novia… (Suspiró) Qué desperdicio.
LOURDES: (Se acercó a David) Señor Velázquez, yo esta noche estoy libre…
GONZALO: ¿Sólo esta noche?
LOURDES: Si quieres…
LOURDES: Gracias Lourdes, pero no creo que sea una buena idea…
GONZALO: (Se rió) Yo tampoco.
LOURDES: Pues quedo con Maxi, ya ves tú qué problema.

FÁTIMA: (Entrando en su casa) Pues son majos…
GUSTAVO: Pero tenían unas pintas un poco raras, ¿no?
FÁTIMA: Qué materialista que eres…
GUSTAVO: Habló, la que tiene sólo un armario para zapatos y bolsos…
FÁTIMA: Lo que pasa es que visten de otro modo, pero el vestido muy cool, no me digas que no. Un día me tengo que ir de compras con ella.
GUSTAVO: Si tú lo dices…
FÁTIMA: Además, ahora ya tenemos amigos en el edificio.
GUSTAVO: Como si no tuviéramos suficientes amigos ya…
FÁTIMA: No te creas…
GUSTAVO: Cómo que no. Alicia, por ejemplo.
FÁTIMA: Me demandó por plagio el año pasado.
GUSTAVO: ¿La plagiaste un libro?   
FÁTIMA: En realidad fueron dos, pero es que aún no me había arrancado como buena escritora.
GUSTAVO: Pues… Julia, ella si que no te ha podido demandar.
FÁTIMA: Así, es. La que la demandé fui yo hace un par de meses.
GUSTAVO: ¿Por?
FÁTIMA: Me plagió…
GUSTAVO: Da gusto cómo tratas a las amistades…
FÁTIMA: (Sonrió) Hay que renovarse.

Una adolescente de pelo castaño y alborotado bajó las escaleras dando saltitos con unas gafas de sol y una bolsa de la playa en el hombro.

CARLA: (Besó a su madre) Mami, me bajo a la pisci.
FÁTIMA: Vale, pero no subas muy tarde que vamos a comer en un ratito.
GUSTAVO: Oye, esta noche hemos quedado con unos amigos, así que si queréis algo se lo pedís a Olimpia.
CARLA: Anda ¿y esos amigos?
FÁTIMA: Es que tenemos nuevos vecinos en el Bajo A, (Sonrió) y ya nos hemos hecho amigos.
CARLA: Bueno, me voy. Chao, chao (Se fue)
FÁTIMA: Olimpia, esta noche el señor y yo cenaremos fuera, prepara sólo cena para mis hijos.
OLIMPIA: ¿Carne o pescado?
FÁTIMA: Pescado.
OLIMPIA: Pero señorita Crespo, es que pescado no tenemos, tendría que ir a comprarlo.
FÁTIMA: Pues lo compras.
OLIMPIA: Si es que el pescado ya lo comieron la semana pasada.
FÁTIMA: Te he dicho que pescado, y deja de protestar, que ya sabes dónde está la puerta.
OLIMPIA: (Susurró) A ti si que te cogía yo y te reventaba contra la puerta…
FÁTIMA: ¿Decías?
OLIMPIA: No, que en cuanto acaba de preparar la comida me voy a compara la cena.
FÁTIMA: ¡Huy! Se me olvidaba, antes de irte friégame un poco la terraza, que se me cayó el zumo y se ha quedado el suelo pegajoso.
OLIMPIA: (Resopló) Como usted diga…

En el Bajo B, Pilar preparaba la comida en la cocina mientras Alberto leía el periódico en el salón. Entonces, sonó el timbre.

ALBERTO: Joder con el timbre, les ha dado por molestar hoy…
PILAR: Espera, ya abro yo. (Abrió la puerta) ¡¿Y ahora qué pasa… ¡Hijo! 
MIGUEL: Hola mamá. Mmm… qué bien huele ¿qué hay para comer?
PILAR: Cocido, pero… ¿y esas maletas?
MIGUEL: Elena, que me pone los cuernos y encima me echa de casa la muy hija de…
PILAR: ¡Chsss! Calla, que está el niño delante. Hola Óscar, ¿qué tal?
ÓSCAR: El nuevo novio de mamá es negro.
PILAR: ¡Pero será zorra!
MIGUEL: Mamá, que está el niño delante…
PILAR: Es verdad, es verdad…
ALBERTO: ¿Y qué vais a hacer ahora?
MIGUEL: Pues está claro papá. Óscar, tráete tu maleta que la vamos a dejar en la habitación de invitados.
ALBERTO: ¡¿Os quedáis?!
PILAR: ¡Alberto! Qué más te da. (Sonrió) Voy a poner dos cubiertos más.
En el 1ºA, Julián y Olimpia comían, cada uno en una punta de la mesa.
JULIÁN: (Partiendo el filete) Vamos a tener que hacer una junta para elegir un nuevo presidente. Pobre Matías…
OLIMPIA: ¿Ves? Esto es lo que me jode de ti, ¡estás todo el puto día pensando en la comunidad!
JULIÁN: Yo por lo menos tengo cosas que hacer, no como tú que has hecho un club de divorciadas porque en casa te morías de asco.
OLIMPIA: Claro, como si tu vida fuera una aventura… ¡Eres el Indiana Jones de los calvos!
JULIÁN: Olimpia, cuántas veces te he dicho que no te metas con mi calvicie. Es un tema muy serio.
OLIMPIA: Anda déjame.
JULIÁN: (Tiró el cuchillo) ¡Pero si has empezado tú! ¡Y a ver si hacemos mejor los filetes, que no hay dios que los corte!
OLIMPIA: Tú siempre fuiste muy flojillo…
JULIÁN: ¿Ya estamos? ¡¿Hasta cuándo me vas a estar recordando lo de la noche de bodas?!
OLIMPIA: (Cogió su plato y se fue a la cocina) ¡Vete a la mierda!
JULIÁN: (Se cruzó de brazos) ¡Ala! Pues yo tampoco como…

En el 2ºC, Marta estaba sentada en el sofá con su portátil.

MARTA: Mirad chicas, creo que ya se lo que le pasa a Belinda…
MÓNICA: (Se sentó junto a ella) A ver.
MARTA: Sufre un trastorno bipolar.
MÓNCIA: ¿Cómo los osos?
MARTA: No, esos son polares. Aquí pone que la pérdida de un ser querido es una de las causas.
MÓNICA: ¿Y qué más pone?
MARTA: Uno de los síntomas son los cambios de ánimo.
MÓNICA: Que se eche un traguito de licor y se la pasa.
MIRIAM: Oye, os bajáis a ver la junta, así de paso le hacemos una revisión a Belinda.

Más tarde, los vecinos se reunieron en el portal. Miriam y Mónica les espiaban desde las escaleras.

JULIÁN: (Mientras cogía de la mano a Belinda) Bien, vecinos os he convocado por una mala causa.
FÁTIMA: (Le susurró a Carmen) Ése es Julián, el que le hacía la pelota al presidente.
CARMEN: Ah… ¿Y la mujer que está a su lado?
FÁTIMA: Belinda, la viuda del presidente.
CARMEN: Hay pobre…

PILAR: Bueno, preséntanos Fátima ¿Quiénes son ellos?
FÁTIMA: Son los nuevos del Bajo A.
CARMEN: Encantada.
MANUEL: Hola.
OLIMPIA: Oye Úrsula ¿y esa amiga tuya?
ÚRSULA: Tú lo has dicho, una amiga.
CARMEN: ¿Y la mujer esa?
FÁTIMA: Se llama Olimpia, es la ex-mujer de Julián, pero viven juntos porque no tienen dinero ni para separarse. ¡Huy! Se me olvidaba, también es nuestra criada.
CARMEN: Qué buen nombre para una chacha…
FÁTIMA: ¿Por?
CARMEN: (Bromeó) Porque o limpias o te vas. ¿Entiendes? O limpia…
JULIÁN: ¿Me estáis escuchando?

El ascensor se abrió y de él salieron Marcos e Ingrid.

MARCOS: ¡Hola! Nosotros somos los nuevos del 2ºB.
INGRID: Es que como habíamos oído algo de una junta…
ÚRSULA: (Le susurró a su amiga) ¿Y cuándo han venido éstos? 
MARIA LUISA: Mira que no habernos dado cuenta nosotras…
FÁTIMA: Encantada, yo soy Fátima, y él es Gustavo, mi marido. 
INGRID: Hola.
KAREN: Oye ¿y por qué no seguimos con la junta?
JULIÁN: Gracias Karen.
KAREN: No, si es para ver si me voy ya, que esto es un coñazo…
PILAR: Pero si nos estamos presentando, hombre.
KAREN: Pues que se miren los buzones, a mi qué me cuentas.
PILAR: Hay que ver, cómo sois los famosos…
ÚRSULA: Oye, un respeto ¿eh?
INGRID: ¿Es usted famosa?
ÚRSULA: ¡Claro! Yo soy Úrsula Biel, famosa vedette.
MARIA LUISA: ¿Cómo que te has tirado un pedete?
ÚRSULA: Perdona a mi amiga, pero es que los sonotones están cada vez más caros.
FÁTIMA: Yo también soy famosa ¿eh?
INGRID: (Se rascó la cabeza) Ah…
FÁTIMA: Yo escribo ¿sabes? Ya te dejaré uno de mis libros.
INGRID: Vale, vale…

Marta bajó por las escaleras con un papel en la mano, y se sentó junto a sus compañeras.
MÓNICA: ¿Por qué has tardado tanto?
MARTA: Es que se estaba imprimiendo.
MÓNICA: A ver, léenos los síntomas.
MARTA: Irritación.

BELINDA: ¡Que os calléis, joder!
MARTA: Poca necesidad de sueño.
JULIÁN: ¿Estás bien Belinda? Quizás debas dormir un poco.
BELINDA: No tengo sueño.
MARTA: Comportamientos imprudentes como promiscuidad sexual.
BELINDA: (Se desabrochó la camisa) Me están entrando unos calores…
MARTA: Tendencia a distraerse fácilmente.
BELINDA: Eh… ¿De qué estábamos hablando?
MARTA: Sentimientos de culpa y falta de valor.
BELINDA: Si hubiera ido con Matías, quizás aún siguiera vivo…
MARTA: Trastornos en la alimentación.
BELINDA: Vaya hambre me está entrando… (Se levantó) Voy a subirme a casa a comer algo y ya le doy el biberón a Zaid.
MARTA: Aislamiento de los amigos.
JULIÁN: ¿Te acompaño?
BELINDA: No gracias…

GONZALO: Falta de reflejos.
BELINDA: (Se tropezó subiendo las escaleras) ¡Ay!
Belinda pasó delante de las chicas como si estuviera ida.
MARTA: Impulsos suici… ¡Espera Belinda que te acompañamos!
Marta soltó la hoja y junto a las demás corrió detrás de Belinda. Karen oyó el alboroto y se acercó a las escaleras.
KAREN: (Cogió la hoja) ¿Trastorno bipolar?
JULIÁN: Bueno, como iba diciendo, acabamos de perder a nuestro presidente y necesitamos alguien que ocupe su cargo.
GUSTAVO: ¿Vamos a hacer elecciones?
JULIÁN: ¡No! Quiero decir, había pensado que como yo he sido su consejero durante tanto tiempo pues… debería ser yo quien ocupase su puesto.
ALBERTO: Yo mientras pongas una nueva antena...
JULIÁN: (Se puso en pie) Bien, pues entonces, me proclamo presidente de la comunidad. Podéis marcharos.

Eva, la jardinera de la comunidad, regaba las platas por las zonas comunes.
EVA: (A Rural) Madre mía, cada vez tenéis más plantas ¿eh? Parece esto Jumanji…
RURAL: (En la garita) Hoy no estoy para bromas.
EVA: A ver qué te pasa… ¡Espera! No me lo digas, (Bromeó) ¿se te ha estropeado el telefonillo? Anda que… ¡Cómo sois los pijos!
RURAL: El presidente ha muerto.
EVA: ¡¿Zapatero?!
RURAL: ¡No! El nuestro.
EVA: Pero, nosotros seguimos cobrando igual, ¿no?
RURAL: Supongo.
EVA: Menos mal, me habías asustado.
RURAL: Pero él era tan… Matías. A ver a quién ponen ahora de presidente…
JULIÁN: (Salió del portal) A que no sabéis una cosa. ¡Soy en el nuevo presidente de la comunidad!
RURAL: (Le miró serio) …
EVA: Ah… pues muy bien.
JULIÁN: Tantos años de apoyo al presidente me han sido recompensaos por fin.
RURAL: (Salió de la garita) ¡Métase la presidencia por donde le quepa!
JULIÁN: (Sorprendido) ¿Cómo?
RURAL: Mucho aprecio, mucho aprecio… ¡Y una mierda! Usted no puede superar a Matías.
JULIÁN: A ver Rural, tranquilízate, yo también estoy apenado por la muerte de nuestro presidente. Pero alguien tendrá que sustituirle.
RURAL: ¡Pues conmigo no cuente, porque me voy!
EVA: No se preocupe Julián, que Rural ya se va a tranquilizar.
RURAL: ¡No! ¡Estoy harto de esta comunidad! ¡Sin Matías esto es una mierda!

Gonzalo se asomó por la terraza.
GONZALO: ¿Pero qué jaleo os traéis? ¡Dejar de gritar, hombre!

Las viejas se asomaron por su terraza.

ÚRSULA: ¡No! Que no hable bajo que si no, no le oímos.
MARIA LUISA: ¿Qué dicen?
ÚRSULA: Creo que el conserje se va ir.
RURAL: ¡Viejas métanse para adentro!
ÚRUSLA: ¡Un respeto niño! ¡¿Tú sabes quién soy yo?! ¡Yo he sido una de las vedettes más importantes de este país…!
RURAL: ¡Que me da igual! ¡Es una cotilla sin vida social y punto!
MARIA LUISA: ¡Dios, lo que te ha dicho! (Apartó a su amiga) Quita, que le escupo.
RURAL: (Esquivó el escupitajo) ¡Loca!
EVA: Otra cosa no se, pero babas tienen que tener más que un caracol…
JULIÁN: Qué asco por dios…
RURAL: (Cogió un libro que había sobre su mesa) ¡Y esto se lo dan a la señorita Fátima de mi parte! (Tiró el libro al suelo)
GONZALO: Qué valor, ¿te has leído uno de sus libros?
RURAL: Lo empecé… ¡Pero me aburrí cuando iba por el prólogo! (Salió de la urbanización)
JULIÁN: ¿Y a éste qué le pasa?
EVA: Demasiada ira acumulada…
JULIÁN: Pues nada, a buscar un nuevo conserje.
EVA: (Señaló el escupitajo) Oiga señora, ¿esto lo va a limpiar usted?
MARIA LUISA: Pues no tengo mucha intención.
EVA: (Continuó regando) Pues ahí se queda.

En la cafetería – discoteca de Gonzalo, éste y David hablaban cuando Marta y Mónica llegaron.

MARTA: Hola chicos. Oye David, venía porque tenía que hacerte una consulta.
DAVID: Bueno, la verdad es que ya he terminado por hoy, pero dime.
MARTA: Nos hemos fijado en que Belinda tiene un comportamiento algo extraño y creo que tiene un trastorno nipolar.
DAVID: ¿Nipolar? Será bipolar.
MARTA: Si, eso, ¿qué es?
DAVID: También se llama psicosis maníaco-depresiva y es debida a un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales.
MARTA: (Sin entender nada) Ah…
DAVID: ¿Has entendido algo?
MARTA: No.
MÓNICA: Ni yo.
GONZALO: Yo tampoco.
MIRIAM: (Detrás de la barra) Yo ni siquiera sé de qué estáis hablando.
DAVID: A ver, es una alteración de su estado anímico. Es decir, tan pronto está riéndose por cualquier cosa, como que se quiere suicidar porque se ha tropezado.
MARTA: ¿Y cómo se cura?
DAVID: No hay cura total para el trastorno bipolar, únicamente puede ser controlado.
MÓNICA: (Se sirvió un baso de vodka) Pues entonces habrá que llevarla a un psicólogo de esos.
GONZALO: Hace unos cuantos años yo fui a uno de esos.
MARTA: ¿Y qué tal?
GONZALO: Pues fui porque tenía dudas sobre mi sexualidad, pero él me lo aclaró todo.
DAVID: ¿Te lo tiraste?
GONZALO: ¿Tú qué crees? (Suspiró) Estaba como un queso…

En la terraza del ático, Karen llamaba por teléfono al director de su programa.

KAREN: Julio a que no sabes quién va a subir audiencia esta noche…
JULIO: ¿Las brujas del tarot?
KAREN: ¡Nosotros!
JULIO: ¿Y cómo piensas hacerlo, preciosa?
KAREN: ¿A ti te suena de algo “trastorno bipolar”?
JULIO: Pues no lo sé, igual mi madre lo ha tenido, si lo que no tenga ella…
KAREN: Escucha: El trastorno bipolar, conocido también como maniaco depresivo, es un trastorno mental complejo caracterizado por cambios del estado de ánimo, desde episodios maniacos, marcados por euforia e irritabilidad, a episodios de depresión, intercalándose episodios contestado de ánimo normal.
JULIO: Oye rica, a mi en cristiano.
KAREN: Síntomas: Excesiva irritabilidad, conducta agresiva. Tristeza prolongada o periodos de llanto sin aparente razón. Irritabilidad, enfado, tristeza, agitación, ansiedad.
JULIO: ¡Me encanta! Tú si que sabes cómo convencerme ¿eh?
KAREN: (Sonrió malévolamente) Es lo que tiene la experiencia…
JULIO: Y recuerda: todo por la audiencia.

Karen se despidió de su jefe y acto seguido bajó al 2ºA.

BELINDA: (Despeinada) ¿Si?
KAREN: Hola Belinda, venía a hacerte… una propuesta.
BELINDA: Pasa, pasa, he preparado café.
KAREN: Me alegro, a mí sácame un Martini.
BELINDA: (Se fue a la cocina) Marchando.
KAREN: (Se sentó en el sofá) Venía a ver cómo estabas, por eso de tu… la verdad es que no sé cómo se llama, ¿viudismo?
BELINDA: (Llorando desde la cocina) Buaaa… Matíasss…
KAREN: ¿Te ayudo?
BELINDA: ¡No! ¡Cállate!
KAREN: (Se dijo así misma) Karen, hazlo por la audiencia, no pierdas la paciencia.
BELINDA: Toma, le he puesto una rajita de limón, jeje.
KAREN: Oh, qué detalle.
BELINDA: Bueno, cuéntame algo.
KAREN: (Se bebió de un trago el Martini) Te voy a ser sincera, mi programa es uno de los más famosos, y hay miles de personas que quieren salir en él cada noche.
BELINDA: Ah ¿si?
KAREN: (Afirmó con la cabeza) Si. Pero nosotros sólo elegimos a los más conocidos, porque son los que más audiencia generan. También hablamos de problemas de la sociedad, problemas importante y que queremos tratar e intentar solucionar. Ahí es donde entras tú.
BELINDA: ¿Yo?
KAREN: Si, verás, queríamos hablar sobre tu problema.
BELINDA: No entiendo…
KAREN: El trastorno bipolar.
BELINDA: ¿Cómo los osos?
KAREN: No, ésos son polares. Lo que quiero que entiendas, es que tu problema, es nuestro problema, y queremos ayudarte a solucionarlo.
BELINDA: Yo la verdad es que no sabía nada eso…
KAREN: Si, eso es porque ahora estás en la fase en que niegas la realidad. Pero tranquila, tú esta noche vente a mi programa y verás como todo va mejor.
BELINDA: Pero es que yo no…
KAREN: (La abrazó) No me des las gracias. A las diez bajo a buscarte. (Salió de la casa)

En el portal.

FÁTIMA: (Saliendo del ascensor) ¿Y en qué restaurante dices que has reservado?
GUSTAVO: Donde la comunión del hijo de tu prima Isabel.
FÁTIMA: (Se paró en seco) Pero si era cutrísimo. Sólo tenía cuatro tenedores.
GUSTAVO: ¿Y qué más quieres? A mi me encantó el banquete.
FÁTIMA: Que sea la última vez que haces una cosa así ¿eh? ¡A ver si se van a pensar que no tenemos dinero ni para comer en un restaurante de cinco estrellas!
GUSTAVO: Vale… vale…

Fátima llamó al timbre del Bajo A y al poco tiempo les abrió Manuel, vestido con unos pantalones que le quedaban un poco pesqueros y con una camisa blanca a medio abrochar.

FÁTIMA: Ho… hola…
GUSTAVO: ¡Ah! Que os estáis arreglando, bueno pues os esperamos en uno de los bancos de afuera. 
MANUEL: No, no, pero si yo ya estoy. (Se miró el cuello) Lo único que ¿Qué creéis que va mejor con mi ropa? ¿Corbata o pajarita?
FÁTIMA: …
GUSTAVO: …
MANUEL: (Despreocupado) ¡Bah! da igual, me pongo la pajarita y ya está. ¡¿Menchu estás ya?!
CARMEN: (Desde el dormitorio) ¡Un momento!
MANUEL: Pasad hombre, pasad, y os sentáis un rato.
GUSTAVO: Gracias…
FÁTIMA: Pero ¿y dónde nos sentamos?
MANUEL: ¡Anda! Es verdad. Es que como vamos a renovar todos los muebles…
FÁTIMA: ¡Huy! Si queréis podemos dejaros un par de revistas de decoración que tengo.
MANUEL: (Vaciando unas cajas) Si, si, si.
GUSTAVO: ¿Te ayudo?
MANUEL: (Cogió dos cajas) Tomad, sentaros aquí.
GUSTAVO: (Se sentó cuidadosamente) Eh…
FÁTIMA: Yo casi que prefiero quedarme de pie…
MANUEL: Bueno, pues… contarme algo de vosotros. ¿Os gusta la caza?
FÁTIMA: (Negó con el dedo) No mucho…
GUSTAVO: Bueno… es que nosotros somos más de golf.
MANUEL: Ah…
CARMEN: (Saludó al matrimonio) ¡Hola! Ya estoy, que me estaba poniendo guapa.
MANUEL: Venga, vámonos. Oye, ¿dónde está el restaurante?
GUSTAVO: Ah, tranquilos, os venís con nosotros en nuestro coche.
FÁTIMA: (Pícara) Ya veréis, es un BMW…
CARMEN: ¡Rubén!
RUBÉN: (Salió de su habitación) ¿Qué queréis?
CARMEN: Que nos vamos ya. Oye, os he dejado veinte euros en la cocina para que pidáis una pizza.
RUBÉN: OK.
FÁTIMA: (Insistió) Que ya veréis qué coche, es un BMW…
CARMEN: (Cerró la puerta) Anda, qué bien. Nosotros también nos hemos comprado un co…
FÁTIMA: (La interrumpió) ¡Es enorme! Y el maletero, bueno, bueno…

Nerea salió de su habitación hablando por el móvil con una de sus amigas.

NEREA: ¿Cómo que hoy es el cumple de la Arantxa? Pero si es el mes que viene. Pues ya me dirás cómo voy yo, si esto está más cerca de Alicante que de Madrid. Un momento, creo que ya sé cómo ir… Rubén, ¿tú podrías acercarme al barrio?
RUBÉN: ¿Y por qué no te coges el bus?
NEREA: Pero entonces no llego nunca. Porfa…
RUBÉN: …
NEREA: Creo que va a ir Lara, a ti te molaba ¿no?
RUBÉN: (Se levantó) ¿Y cómo se supone que vamos a llegar a tiempo a estas horas?
NEREA: (Cogió las llaves del coche nuevo) Papá no se ha llevado el coche…

En frente, en el jardín del Bajo B, Pilar preparaba la mesa para la cena.

PILAR: Iros lavando las manos que vamos a cenar ya mismo.

En el cuarto de invitados, Miguel y su hijo hablaban.

ÓSCAR: Pero… ¿ya no quieres a mamá?
MIGUEL: Hijo, si no es que no la quiera, lo que pasa es que mamá se parece a una abeja.
ÓSCAR: ¿A una abeja?
MIGUEL: Si, a una abeja que le gusta mucho ir de flor en flor.
ÓSCAR: No lo entiendo.
MIGUEL: A ver, cuando mamá y éramos novios, nos queríamos mucho, pero la relación se va desgastando de tanto usarla.
ÓSCARL: ¿Cómo los lápices?
MIGUEL: Exacto. Y mamá ahora se ha buscado un lápiz más largo.
ÓSCAR: ¿Su nuevo amigo?
MIGUEL: Ahí le has dado. Venga, ahora vete a lavar las manos.

Óscar se fue al baño y Miguel se dirigió al jardín.

PILAR: ¿Qué tal la charla con el niño?
MIGUEL: Pues difícil mamá, a ver, cómo le dices tú a un niño que su madre es más put... que las gallinas.
PILAR: No, si esa fresca no es tonta. Ya te lo advertí hijo, pero no me hiciste caso.
MIGUEL: Joder, pero es que era la que las tenía más grandes.
PILAR: (Le dio una colleja) ¡No hables así!
ALBERTO: (Salió al jardín) Y ahora nos toca a nosotros comernos el marrón ¿no?
MIGUEL: Pues papá, vosotros os coméis este marrón, yo me como el marrón del niño, y Elena… prefiero no pensar lo que se estará comiendo Elena.
PILAR: Bueno, hay que ver el lado positivo de las cosas, por fin vamos a poder pasar más tiempo con tigo y con el niño.
MIGUEL: (Se partió un trozo de pan) Tú tranquila mamá, que os vais a artar.

En el 1ºB.

ÚRUSLA: (Miró su reloj) Madre mía, cómo pasa el tiempo cuando estás jugando al mus…
MARIA LUISA: La verdad es que si. Bueno, yo me voy a ir yendo ya.
ÚRSULA: ¿No te quedas a cenar?
MARIA LUISA: No, mejor no, que si no mi hijo se va empezar a preocupar.
ÚRSULA: (La acompañó a la puerta) Pues vete con cuidado por el metro, que hay mucho violador suelto.
MARIA LUISA: Pero si yo vengo en autobús, además, tampoco me vendría mal algo de marcha…
ÚRSULA: Menos mal que yo ya disfruté del sexo cuando era joven, que si no estaría ahora como tú…
MARIA LUISA: Perdona pero mi Francisco me dio momentos de mucha alegría.
ÚRSULA: ¿Pero no decías que no se le levantaba?
MARIA LUISA: No, si yo por lo de momentos de alegría me refiero a cuando traía dinero a casa y yo me lo gastaba en gigoloes.
ÚRSULA: Qué guarra…
MARIA LUISA: Lo que tenía Paco era una cosa… muerta. Si le compré un bote de viagra por su cumpleaños y más bien parecía que se había tomado un antiinflamatorio.
ÚRSULA: (Abrazó a su amiga) Bueno, pues mañana pásate otro rato si quieres.
MARIA LUISA: De acuerdo. Y me traigo las cartas y echamos otra partida.
ÚRSULA: Hasta mañana (Cerró su puerta)

María Luisa bajó en el ascensor hasta el portal, salió afuera y se sentó en uno de los bancos de las zonas comunes.

MARIA LUISA: (Cabizbaja) Ay…

Úrsula se asomó a su terraza y vio a su amiga.

ÚRSULA: ¿Pero y tú qué haces ahí? ¿Ya te has cansado?
MARIA LUISA: Anda, baja, que te lo cuento…

Úrsula bajó junto a su amiga.

MARIA LUISA: Lo cierto es que ya no estoy viviendo con mi hijo.
ÚRSULA: ¿Y dónde vives ahora?
MARIA LUISA: Hace casi un mes que me metió en una residencia…
ÚRSULA: Pero, ¿y por qué no me lo habías dicho antes?
MARIA LUISA: Pues porque me daba un poco de vergüenza.
ÚRSULA: ¡Pero tú no tienes que preocuparte por eso! Vente a vivir con migo.
MARIA LUISA: ¿Cómo?
ÚRSULA: Mi cama es de matrimonio, podrías dormir con migo.
MARIA LUISA: ¿De verdad harías eso por mí?
ÚRSULA: (La abrazó) ¡Pues claro!
MARIA LUISA: ¡Hay qué bien! Pues venga, que tengo un hambre que me muero.
ÚRSULA: ¿Pero y qué pasa con la residencia?
MARIA LUISA: ¡Que les den por culo!
ÚRSULA: Quiero decir, que qué pasa con tus cosas.
MARIA LUISA: ¿Mis cosas? Pero si yo lo único de valor que tengo son las cartas.
ÚRSULA: Entonces ya está todo hablado.
MARIA LUISA: Ya verás lo bien que nos lo vamos a pasar aquí, las dos juntitas.

Los dos matrimonios llegaron al restaurante.

MANUEL: (Mirando a su alrededor) Madre de dios… Pero si esas cortinas valen más que nuestra furgoneta.
GUSTAVO: (Extrañado) Cómo furgoneta.
MANUEL: Esto… ¡Lo decía por el tamaño del todoterreno! Jejeje.
FÁTIMA: Bueno Carmen, ¿no me dices nada de mi vestido?
CARMEN: Ah si, si, muy… chulo.
FÁTIMA: A mi es que me encantan las lentejuelas.
CARMEN: ¡Huy! Y a mi, con su choricito y su…
GUSTAVO: (Al recepcionista) Buenas noches, teníamos una reserva a nombre de Gustavo Soler.
RECEPCIONISTA: (Ojeó la lista) Eh… si, aquí está. Olga recójales los abrigos a estos señores.
OLGA: ¿Me permiten?
FÁTIMA: (Le dio el suyo) Aquí tiene.
CARMEN: Cuídamelo bien ¿eh?
FÁTIMA: Anda, vamos ya a cenar.
MANUEL: (Se frotó las manos) Eso, que hay hambre ya.
RECEPCIONISTA: Acompáñenme por favor.

El hombre les condujo a través de un enorme comedor, hasta la mesa reservada.

RECEPCIONISTA: Ésta es su mesa caballero.
GUSTAVO: Muchas gracias.
FÁTIMA: ¿Os apetecen unos entrantes de marisco?
MANUEL: Si, si, claro. Si nosotros somos muy de gambas.
FÁTIMA: Bueno, yo me refería a algo más… elegante.
MANUEL: Ya, ya… vosotros coged lo que queráis. (Sonrió) Nosotros comemos de todo.
CARMEN: (Mirando la carta) Hombre… pues con estos precios, no se si vamos a comer de todo…
FÁTIMA: ¿Qué pasa? Es demasiado barato ¿Verdad? Si es que ya se lo dije yo a mi marido, que uno de cuatro tenedores, no es como uno de cinco.
MANUEL: Tú tranquila mujer, si nosotros somos cuatro, ¿para qué queremos cinco tenedores? Jejeje.
CAMARERO: (Se acercó a la mesa) Buenas noches. ¿Han decidido ya qué van a tomar?
GUSTAVO: Aún estamos decidiendo, pero mientras, podría aconsejarnos usted sobre algún vino.
CAMARERO: Por supuesto señor. (Cogió la carta) Este reserva del 92 es uno de los mejores tintos que tenemos, si van a pedir carne, claro. Si por el contrario quieren pescado o marisco, les aconsejo el blanco del 95.
CARMEN: (Ojeando la carta) ¿Y sin caducar no los tiene?
CAMARERO: ¿Perdón?
MANUEL: (La susurró) Que no tonta, que cuantos más años mejor…
CARMEN: (Sonrió neciamente) Ah vale, entonces si.

Julián subió al 2ºA, pero nadie le abría. Bajó hasta la discoteca de Gonzalo, que acababa de abrir.

JULIÁN: (Buscándole) ¿¡Gonzalo!?

Julián comenzó a andar entre la multitud de gente que bailaba.

GONZALO: Hombre Julián, ¿qué te pongo?
JULIÁN: ¡Pues de muy mala ostia! ¿Por qué no baja un poco el “chunda-chunda” ése?
GONZALO: ¿Algo más?
JULIÁN: ¿Habéis visto a Belinda? He ido a su casa pero no estaba.
MIRIAM: (Se acercó a ellos) ¿Buscas a Belinda?
JULIÁN: Si ¿las has visto?
MIRIAM: Más o menos (Señaló la pantalla de plasma que estaba en la zona de la cafetería)

Julián y Gonzalo se sorprendieron al ver a Karen presentado a Belinda.

JULIÁN: ¡¿Pero qué está haciendo la pelirroja ésa?!
GONZALO: Esto me huele mal…
JULIÁN: ¿Dónde graban el programa de la petarda del ático?
MIRIAM: Creo que si coges el autobús que pasa por la urbanización, está a tres o cuatro paradas.
JULIÁN: (Salió del local) Se va a enterar…
GONZALO: ¡Corre a por tu Julieta, Romeo!

En el plató de “La noche de Karen”

KAREN: ¡Recibamos con un fuerte aplauso a Belinda!

El público comenzó a aplaudir y Belinda entró en escena con su hijo en brazos por una de las puertas del programa.

KAREN: Buenas noches Belinda ¿qué tal estás?
BELINDA: (Algo tímida) Bien, gracias.
KAREN: Aunque bueno, eso en tu caso es relativo… (Se acercó a ella) La verdad es que tiene que haber sido muy doloroso para ti perder a un ser querido.
BELINDA: Pues si, y más en mi caso que tengo un bebé a mi cargo.
KAREN: Como podéis ver, nuestra invitada está destrozada, ni si quiera la ha dado tiempo a bañar al niño…
BELINDA: (La susurró) Eh… es adoptado.
KAREN: Ah… Bien, sigamos. Pero el problema llega cuando a nuestra invitada comienza con los síntomas del trastorno bipolar. (Sonrió) Pero bueno, no es momento de poner triste, ¡Otro fuerte aplauso para nuestros colabora…! (Belinda se puso en pie)
BELINDA: ¡¿Matías por qué me has dejado?!
KAREN: Tranquila Belinda, nosotros estamos aquí para apoyarte.
BELINDA: (Se irritó) ¡¿Apoyarme?! ¡Este programa es una mierda!
KAREN: (Miró a cámara) Creo que está empezando con los cambios de estado.
BELINDA: (Comenzó a llorar) Buaaa…

En un club de swingers de Madrid, Ingrid y Marcos bebían un refresco mientras ojeaban a las parejas.

MARCOS: Mira aquellos, nos doblan en edad.
INGRID: (Se rió) Por dios…

El matrimonio se acercó a ellos.

HERNESTO: Mi mujer y yo nos hemos dado cuenta de que nos estáis mirando… ¿Queréis rollo?
INGRID: (Cogió a su novio de la mano) Aquí tenían que empezar a poner un listón…

Ingrid y Marcos se dirigieron a la salida del local cuando chocaron con una pareja.

ALMUDENA: Hay, perdona, nos os habíamos visto.
MARCOS: Tranquila, si es que con este follón es difícil estar atento, jejeje.
PEDRO: ¿Os apetece tomar algo en un sitio más tranquilo?
INGRID: (Miró a Marcos, y éste afirmó con la cabeza) Vale.
PEDRO: ¿Conocéis algún sitio que esté bien?
MARCOS: En nuestra urbanización hay una discoteca, podemos estar un rato y luego si vemos que la cosa va bien, pues os subís a casa…

Julián se bajó del autobús y se dirigió al lugar donde grababan el programa. En la puerta, un policía, le impidió la entrada.

POLICÍA: ¿Tiene autorización?
JULIÁN: (Improvisó) Venía a anunciar un anticaída capilar.
POLICÍA: Ya veo… Le acompaño.

El policía y Julián pasaron por un largo pasillo hasta llegar a unas grandes puertas rojas. Uno de los organizadores les abrió la puerta.

ORGANIZADOR: ¿Qué pasa?
POLICÍA: Ya ha llegado el hombre del anuncio.
JULIÁN: Si, venía a anunciar un anticaída capilar.
ORGANIZADOR: Pero usted…

Julián apartó de un empujón al organizador y se coló en el programa.

El coche de Gustavo y Fátima entró en el garaje de la urbanización.

CARMEN: (Sujetándose la tripa) Madre mía cómo he comido…
GUSTAVO: A qué os ha gustado.
FÁTIMA: La próxima vez, una cenita en casa ¿eh?
CARMEN: Claro, así vemos cómo tenéis la casa.
FÁTIMA: O si no, en la vuestra, jeje.
CARMEN: Bueno, ya lo vamos viendo.

Pasaron al portal.

MANUEL: Bueno, pues ya nos vemos otro día.
CARMEN: Encantada de haberos conocido ¿eh?
FÁTIMA: Igualmente.

Se oyó un frenazo de coche en la entrada de la urbanización.

GUSTAVO: ¿Qué ha sido eso?
CARMEN: (Se dio la vuelta) ¡¡El coche!!

En la discoteca de Gonzalo.

MIRIAM: ¿Pero qué están haciendo con Belinda? Pobrecilla…
GONZALO: La audiencia, es la audiencia…

En una de las mesas, Ingrid, Marcos, Almudena y Pedro charlaban.

INGRID: Bueno… yo creo que podríamos ir subiendo ya a casa.
PEDRO: Por mí, vale.
ALMUDENA: (Se terminó la copa y miró a Marcos) Pues venga.

En el plató de “La noche de Karen”

JULIÁN: ¡¿Belinda?!
KAREN: ¿Pero bueno y tú qué haces aquí?
JULIÁN: ¡Cállate! Ven Belinda.
ORGANIZADOR: Salga del plató ahora mismo.
KAREN: Dejadle hombre, así tenemos otro invitado. Sentaros por favor.
POLICÍA: ¿Pero él no venía a anunciar el champú para los calvos?
BELINDA: (Llorando) Matíasss…

Julián agarró a Belinda y la besó en la boca. Ella le dio un bofetón y se marchó con su hijo.

KAREN: Agresividad, otro síntoma.
JULIÁN: Vaya ostia…
ORGANIZADOR: ¡Salga del plató!

Julián se lanzó contra el organizador y comenzaron a pelearse. Más gente del público y del grupo de coordinadores se acercó a ellos para pararles.

KAREN: (Miró a cámara y sonrió) Volvemos enseguida.

Carmen y Manuel corrieron a ver su coche. Tenía un bollo en uno de los laterales y le faltaba un retrovisor.

CARMEN: ¡¿Pero qué habéis hecho?!
RUBÉN: (Se bajó del coche) Si es que se me ha ido de las manos…
NEREA: Yo mejor me voy a acostar.
MANUEL: (Se acercó a su hijo) ¡Yo te mato!
RUBÉN: (Corrió al portal) ¡¿Y yo qué culpa tengo?!
MANUEL: ¡¿Y no podrías haber cogido la furgoneta?!
FÁTIMA: ¡Huy! ¿La furgoneta de ahí afuera es vuestra?
CARMEN: (Se excusó) Esto… no, verás es que…
FÁTIMA: (Comenzó a faltarle el aire) ¿Sois… fruteros?
GUSTAVO: Yo algo ya me olía…

Ingrid, Marcos, Almudena y Pedro entraron de manera rápida al portal.

GUSTAVO: ¿Y vosotros dónde vais?
MARCOS: No, ahora no, que yo voy con un calentón…
FÁTIMA: ¿Cómo?
INGRID: Es que hemos encontrado una pareja con la que… ya sabéis…
FÁTIMA: …
GUSTAVO: …
MARCOS: A ver, es que nosotros somos swingers.
FÁTIMA: Lo que faltaban, inmigrantes, Gustavo agárrame que yo me muero…
MARCOS: Que no, que nosotros somos españoles, pero que nos gusta intercambias las parejas con otras personas.
INGRID: Es que nosotros nos queremos mucho, pero nos gusta mantener relaciones con otras personas.
MANUEL: Pues iros de putas, como hacemos todos.
CARMEN: (Le dio una colleja) ¡¿Cómo?!
INGRID: (Se montaron en el ascensor) Bueno, nos vemos por las zonas comunes, hasta mañana.
FÁTIMA: Cariño, esta comunidad se desmadra…
GUSTAVO: Ya lo veo, ya.

A la mañana siguiente, Úrsula y María Luisa iban por el portal pensando en lo que tenían que comprar.

ÚRSULA: ¿Carne?
MARÍA LUISA: No te pases que mis dientes están para purés y sopas, y poco más.
ÚRSULA: Tú tranquila que yo te compro una dentadura postiza.
MARIA LUISA: Ah bueno, entonces si.

Mónica se asomó a su terraza.

MÓNICA: Qué señoras ¿a hacer la compra?
MARIA LUISA: Niña, no seas cotilla y métete para adentro.
ÚRSULA: Si es que se aburren mucho…
MÓNICA: A ver si pego un braguetazo ya, y me voy de esta comunidad de locos…

Julián entró a la urbanización con un hombre.

JULIÁN: Buenos días señoras, ¿han visto que ya hay tele?
ÚRSULA: Anda que no habéis tardado…
JULIÁN: Miren, les presento a , es el nuevo conserje de la comunidad.
MARIA LUISA: (Se rió junto a su amiga) ¿Y no lo había un poco más feo?
JULIÁN: Tú no las hagas caso, mira, éste será tu lugar de trabajo. Oye Ginés ¿quieres que te ayude con la mochila?
GINÉS: Tranquilo, he llevado cosas que pesaban mucho más…
JULIÁN: Ah, bueno.

En el ático A.

CARLA: ¿Y qué tal anoche con vuestros amigos?
GUSTAVO: Son fruteros…
PABLO: ¿Qué?
FÁTIMA: Si, pero me he dado cuenta de que no importa, la amistad vale más. Además, será un reto para mí introducir unos barriobajeros en el mundo del alto standing.
GUSTAVO: Ya sabéis cómo es vuestra madre, siempre poniéndose retos.
FÁTIMA: (Sonrió) Y si la cosa sale bien, voy a escribir un libro sobre ello.
GUSTAVO: (Pensó) Ala, otro más…

En el ático B.

KAREN: Dime la verdad, ¿vais a quitar el programa?
JULIO: ¿Quitarlo? Pero si ayer subimos tres puntos en audiencia. Buen trabajo Karen.
KAREN: ¿Si? ¿De verdad? ¡Hay qué bien! Mi carrera sigue en pie, ¡voy a ser más famosa que Penélope Cruz!
JULIO: Bueno, de momento confórmate en ser como Jorge Javier, pero en femenina.
KAREN: Julio cariño, no compares mi programa con sálvame deluxe.
JULIO: (Irónico) No, no, claro, ni punto de comparación…


Escrito por IDEAL906090

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